Entrevista a Gyula Kosice

 

Escultor, teórico y poeta, Kosice se destaca por su innovadora y muy personal producción artística. Entrevistamos al más importante precursor de la vanguardia plástica en Argentina en su museo-taller del barrio de Almagro.

Caminando por el barrio de Almagro, me dirijo al taller de Gyula Kosice, el creador del arte hidrocinético. Ya desde la puerta puedo ver la presencia del agua: sobre la enorme puerta celeste de esta casona de la calle Humahuaca se ubica una obra del maestro: un círculo de vidrio que encierra gotas de agua, rodeado por un colorido marco de acrílico. Sobre el timbre, un pequeño cartel señala que hemos llegado al lugar que buscábamos: “Kosice”, dice. Con esa palabra basta y sobra. Entre el ruido de sierras y amoladoras, y en medio de un frenesí laboral sorprendente por tratarse de una mañana de calor agobiante en el verano porteño, Kosice me recibe enfundado en su ya clásico guardapolvo azul. Tras regalarme un libro sobre su obra (de los tantos que se han editado), uno de sus ayudantes me invita a recorrer el museo que alberga más de 100 piezas realizadas por este artista cuya obra atravesó el siglo veinte, anticipó el siglo veintiuno y quizás también el ventidós.

Por lo que puede verse es Ud un artista muy prolífico. ¿Está todo el tiempo proyectando? ¿Tiene un proceso especial para crear obras? Es lo que decía Leonardo: “primo la teoría, il capitano. Dopo, la prattica: il soldati. Sin teoría no puedo avanzar.

¿Lee mucho, investiga? ¿Tiene un autor de cabecera? Leo constantemente. No tengo un autor “preferido”. Leí a los griegos, los grecorromanos, después leí a los surrealistas y finalmente a los constructivistas rusos, Malévich me parece muy bueno. También Mondrian, que estaba en ese semillero que era Europa. Y el manifiesto de arte concreto de Van Doesburg también.

¿Y cómo ve el mundo de hoy? ¿Cuál es su visión sobre el futuro? Yo tengo un libro que se llama Arte y filosofía porvenirista. Creo en un concepto de lo que está “por-venir”, desechando el concepto del futurismo. Yo creo que en pocos años mas va a haber una libertad absoluta en la creación artística sino que no se tratará de que la obra sea “blanca”, “concreta” o “de pura invención”. Se tratará de la presencia de uno.

Estuve viendo su página web y su blog. ¿Cómo se lleva con la tecnología? ¿La utiliza a menudo? Sí, lógico. El arte, la ciencia y la tecnología van de la mano. A la tecnología no la para nadie. Gracias a la tecnología yo puedo tomar píldoras, convertirme en el hombre químico y vivir 100 años.

¿Hay cosas que le gusten o le molesten en relación al creciente avance de la Internet y la virtualidad? Creo que va a haber una mayor direccionalidad de la Internet. No se va a hacer uno tan cautivo de la propia personalidad. No es lo mismo mandar un abrazo que abrazar realmente a una persona.

Y en cuanto a los avances tecnológicos, ¿hay alguno que le haya hecho pensar “creía que nunca iba a llegar a ver esto” o algo que lo haya sorprendido particularmente? A mí cada obra que hago me sorprende. ¿Viste el mural sonoro que hay acá? Nunca se ha hecho una cosa así. Bueno, yo me sorprendo a mí mismo. ¿Sabés cómo se hizo? ¿Se hizo por imanes ese mural? ¿Qué creés vos?

No lo sé. No se hizo por imanes. No te lo puedo decir, es un secreto (risas)

Me enteré de que Ud tiene visitas escolares a su taller, ¿cree que el arte puede tener una función educativa, que los niños absorben lo que ven? Sí por supuesto. Yo, actualmente, me acuerdo más de mi niñez ahora que antes.

¿Qué recuerdos tiene? ¿Tiene algún recuerdo fuerte de su infancia? Sí claro. Yo soy de origen húngaro y a principios del 28 mi familia desembarcó acá. Eso significa que todo lo que vi en mi infancia fue agua, agua y agua. Y cielo. Todo el tiempo. 38 días de agua y cielo. Y ese recuerdo no me lo quita nadie.

¿Y en cuanto a obras que lo hayan marcado? Yo me siento muy vinculado a Leonardo da Vinci, que no sólo fue un gran un creador, sino que fue un inventor que descubrió el submarino, cómo se podía volar, cómo podían crearse máquinas mortíferas de armamento. Era un gran creador y un gran inventor.

¿Y alguna obra de arte en particular que usted haya visto? No. No recuerdo ninguna porque yo no localizo, veo el conjunto.


Madí y el brillo de la vanguardia

Al promediar el año 1943 Kosice tuvo la necesidad de buscar en un diccionario de la Real Academia Española la palabra Arte. En la página enfrentada leyó Arturo, que en griego significa Arktouros: arktos, osa, y ouros; custodio. Estrella de la constelación de Boyero, de primera magnitud, Arturo es una de las veinte estrellas más brillantes del universo. En 1944, cuando se trató de designar la revista “Arturo”, propuso dicho nombre. Esta revista, emblemática publicación de la historia del arte argentino, fue así bautizada gracias al casual descubrimiento de Kosice. Con el brillo de una estrella, el grupo Madí y la revista de Arte Abstracto Arturo han pasado a formar parte del firmamento artístico mundial como un hito en la construcción del arte de vanguardia.

Como fundador del grupo Madí, el más importante grupo de vanguardia argentino: ¿qué piensa respecto a lo que se conoce como “el fracaso del proyecto vanguardista”? ¿Cree que las vanguardias fracasaron realmente o que aún siguen en desarrollo? No, no. Van a seguir, pero ha habido un corte porque hubo una vuelta a lo figurativo. Ahí es donde creo que se perdió el misterio. Una cosa que sea “re-creada”, un objeto, un paisaje, cuyo objeto sea cognoscible antes de la creación, no es una creación. Una creación es lo que nunca se vio antes, lo que es inédito. ¿Vos viste, en tu vida, algo parecido a mis obras?

No. Vos tenés que confesártelo a vos misma. ¿Esto lo vi antes o no? Si nunca lo viste antes, es una creación. Si ya lo viste, no lo es. (risas)

Siempre tendremos París

Después de regalarme muy generosamente otro libro suyo (500 lugares para vivir, editado en 2010), Kosice me alcanza un folleto con imágenes de las esculturas públicas que ha venido realizando desde la década del 60. La huella de su arte ha quedado marcada en ciudades como Buenos Aires, La Plata, Montevideo, Jerusalén y la vistosa “Tríada – Fuente del Milenio” de Junín, donde se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Ha llegado incluso a trabajar en lugares tan lejanos como Corea, donde se encuentra su monumento “Victoria”, de nueve metros de altura. En el mismo folleto y de modo no menos sorprendente, puedo ver fotografías de nuestro artista con figuras célebres del arte y el pensamiento del siglo XX. Jorge Luis Borges, Lucio Fontana, Umberto Eco, Alberto Giacometti, Jean Arp y Naum Gabo, entre otros grandes como Le Corbusier y Ray Bradbury, hablan animadamente con un Kosice siempre de traje y corbata e impecable sonrisa.

Le quería preguntar también, ya que he visto fotos suyas con muchos personajes famosos, como Arp, Vantongerloo, incluso Jean Paul Sartre ¿Cómo se dieron esos encuentros? Viví siete años en París. … volví en el 65… antes de que yo fuera a París a vivir, se realizó el Salon des Réalités Nouvelles del que participé junto al grupo Madí de la primera hora, que fue en el 48. Yo me quedé 10 días porque me tenía que volver, me había quedado sin plata.

¿Y las entrevistas en qué contexto se dieron? Yo era corresponsal de La Nación en ese momento. Las entrevistas fueron publicadas en el diario. El que me mandaba las entrevistas era Jorge Cruz, quien a su vez estaba dirigido por Bartolomé Mitre.

¿Recuerda algún encuentro particularmente memorable con alguno de los personajes que entrevistó? Sí, con Jean Paul Sartre, en la segunda entrevista que le hice. Recuerdo especialmente cuando me dijo “Si vous ne choisissez pas, c’est un autre manière de choisir” (“Si Ud. no elige, es otra manera de elegir”) Siempre estás eligiendo. A vos nadie te obligó a nada. Vos quisiste venir acá no, ¿O acaso te obligaron a venir? (risas)

Durante su estadía en París, ¿se sintió particularmente influido por los artistas que trabajaban allí en ese momento? No, la verdad que no. Yo seguí mi propio camino. Por supuesto que conocí a los artistas que estaban allá. En ese momento Vasarely estaba trabajando en el arte óptico, y conocí también a varios artistas más. Yo tenía un contrato con una galería que me cubría todos los gastos diarios y de materiales. Ahí me sentí libre, viví tranquilo. Me fui de acá porque vi que acá faltaba un poco de historia. Ahí la tenía a mano.
“Cuando uno propone una necesidad, se destruye la utopía.” Y en cuanto a momentos de su desarrollo artístico ¿Recuerda cuándo fue que descubrió el agua como material de trabajo? Empecé con un péndulo, una obra que puede verse en mi museo: “Gota de agua acunada a toda velocidad”. Pero antes de eso yo ya estaba tapado por el agua de mi niñez. Así que fue natural.

¿Hay algo que lo inspire más allá de la realidad figurativa? ¿Ud sale a la calle y se le disparan ideas de movimientos, intuye alguna esencia que lo inspire? No, no viene la inspiración de golpe. Se trata de una larga maduración.

Y teniendo en cuenta la utopía que desarrolla en la Ciudad Hidroespacial… ¿podría contarme alguna visión de un mundo ideal? Esa. La Ciudad Hidroespacial misma. Ocupar el espacio. Nosotros simplemente estamos atravesándolo con aviones ahora. Falta ocuparlo. En la revista Arturo digo “el hombre no ha de terminar en la Tierra”. Y ahí se inicia mi camino para desarrollar este hábitat.

¿Cree que esas utopías están a tiempo de realizarse, que es posible concretarlas? Es que no son más utopías. Son el fruto de necesidades metafísicas.

¿Me puede contar sobre el contacto que tuvo con la NASA? Se dio a partir de correspondencia, envié mis libros, mis catálogos y me respondieron. Me dijeron que todo es posible. Eso veinte años antes de que el hombre llegara a la Luna. Hay un rol de anticipación mía que yo me asombro también a veces. Cuando uno propone una necesidad se destruye la utopía.

Uno lee los diarios y a veces tiene la sensación de que el mundo actual se cae a pedazos… ¿Usted cree que hay alternativas? ¿Qué visión tiene del futuro? Veo al mundo que va a venir con cierto optimismo. Creo en la juventud. Yo confío en ella, permanentemente. Mi mensaje para ellos va encerrado en una maqueta de la Ciudad Hidroespacial.

¿Y cómo produce sus obras en cuanto a lo técnico? Escucho el ruido de herramientas… Yo pienso y diseño las obras, y superviso el proceso de construcción, tengo ayudantes. Hay obras que son patrimonio del museo, y otras son para la venta.

¿Sigue escribiendo? Sí, son pensamientos que estoy escribiendo ahora. Mi creación poética va de la mano con mi creación artística.

¿Cómo se definiría Ud como artista? Único. Nada más. Porque si hubiera otro, no sería yo. Mis obras dicen mucho más de lo que puedo decirte yo ahora. Si mis obras no hablan por mí, no valgo de nada.

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